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lunes, 16 de marzo de 2015

"La gran estafa"

En un partido plagado de polémicas por el pésimo arbitraje de Nicolás Lamolina y sus asistentes, Chacarita se quedó con las manos vacías en un encuentro que tuvo que haber terminado en goleada para el Funebrero.

¿Porqué goleada? Porque de arranque el conjunto dirigido por Aníbal Biggeri se pondría en ventaja en el marcador pero, el hijo de "Pancho", tocaría el pito y no le daría la famosa ley de ventaja a la visita. Raro en él, ya que su padre (otro pésimo referí) promulgaba el "siga siga". Igualmente, por las dudas, el linea había levantado erróneamente la banderita.

Minutos más tarde, Chacarita perdería a otro jugador fundamental: "Coquito" Rodríguez saldría lesionado por un fuerte dolor en su rodilla, y si bien no se sabe el grado de la lesión, al menos tendría un esguince en esa zona.

Luego, Víctor Zapata se haría expulsar de una manera absurda. Llama la atención que un jugador con semejante trayectoria reaccione de esa manera, y deje a este equipo (plagado de pibes) con diez.

Alrededor de los 20 minutos llegaría la primera emoción del partido (bueno, la segunda.. pero la primera cobrada). Jony Menendez, la figura junto a Lamolina, le propondría un mano a mano al central del "Lobo" y, tras dejarlo atrás definiría al segundo palo. La bocha pegaría en el poste y lo encontraría a Cristian Milla convirtiendo el primer gol con la camiseta de Chacarita en este campeonato.

En el complemento, Rodrigo Aliendro tendría una chance inmejorable para ampliar la ventaja. En vez de tirársela atrás al "Titi" que entraba solo, prefirió definir al primer palo y Alasia logró desviarla al córner.

Minutos más tarde, el delantero de Chacarita tendría otro mano a mano, y mandaría la pelota al fondo de la red. Nuevamente, el juez de linea levantaría la banderita en forma errónea (éste fue más claro que el primero).

Producto del cansancio y de jugar varios minutos con un hombre menos, el local comenzó a aproximarse al arco defendido por Taborda, hasta que a los 28 minutos Zelmar García cometería un penal innecesario, para que luego Albornoz lo cambiaría por gol.

A pesar del cansancio y del golpe anímico que produjo el tanto del local, Chaca tendría dos situaciones clarísimas: una nuevamente en los pies de Milla quien define exigido, y otra en los pies de Elías Zapata que no pude darle de lleno a la pelota.

Culminaba el partido, el juez había adicionado 4 minutos y había un lateral a favor de Chacarita en mitad de cancha, lo que se suponía que era el final. Pero no. Ante una defensa muy mal parada (¿donde estaba Paredes?), el conjunto mendocino logra ponerse en ventaja en el marcador y, a partir de allí, todo fue un descontrol.

Sumado al pésimo arbitraje de Lamolina, también hay que destacar la pésima labor de la policía de dicha ciudad. Que no sorprende, ya que hace unos 10 años le cortaron prácticamente la carrera a un jugador por dispararle un balazo de goma en el tórax.

Nos había desacostumbrado a que nos bombeen así.
Esperemos que no nos tengamos que volver a acostumbrar y que, la gran estafa, haya sido la de Mendoza.

Nicolás Runco



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